La Reserva Federal sube tipos

LA Reserva Federal de Estados Unidos respondió a las expectativas y, tal como se esperaba, subió los tipos de interés un cuarto de punto por segunda vez en un año, y después de siete años de haberlos mantenido en el nivel cero. El hecho de que la tasa de desempleo haya bajado hasta el 4,6% –el nivel más bajo en nueve años, equivalente al pleno empleo–, que la inflación remonte de forma progresiva –actualmente está en el 1,4%– y que el crecimiento económico haya despegado hasta el 3,2% en el tercer trimestre son las tres principales razones que justifican la decisión adoptada ayer por la institución que preside Janet
Yellen.

La decisión de subir los tipos de interés, que ahora se han situado en una horquilla entre el 0,50% y el 0,75%, se había ido retrasando en los últimos meses a causa de la incertidumbre económica internacional, los temores suscitados por el Brexit, los bajos precios del petróleo –que ahora remontan– y, finalmente, la celebración de las elecciones presidenciales estadounidenses.

La voluntad de la Reserva Federal, con su decisión de ayer, es prevenir las futuras tensiones inflacionistas que anticipan la buena marcha de la economía estadounidense y que pueden agravarse con la puesta en marcha de la política económica anunciada por el presidente electo del país, Donald Trump, con un millonario plan de inversiones públicas y una bajada de impuestos para favorecer el consumo y la inversión privada. Estos dos nuevos factores expansivos de la economía obligarán a la Reserva Federal a aplicar una política monetaria más severa en el 2017, con subidas de interés más elevadas de las inicialmente esperadas, que eran de medio punto a lo largo de todo el año próximo. Este endurecimiento monetario será un foco de enfrentamientos con el equipo de Trump, quien se ha mostrado en contra de un mayor encarecimiento del dinero. Es conocida la animadversión de Trump hacia Janet Yellen, a quien acusó de favorecer a los demócratas, y cuya sustitución piensa promover cuando ella finalice su mandato dentro de trece meses.

Tanto la política monetaria de la Reserva Federal como los planes económicos anunciados por Trump, que se traducen en un reforzamiento del dólar, marcan una clara divergencia con la política monetaria y económica europea, que se encuentra aún con medidas de ajuste presupuestario, tipos de interés cero, crecimiento débil y desempleo elevado. En cualquier caso, pese a las tensiones financieras entre ambos bloques que ello pudiera provocar, es bueno para la UE que la primera economía del planeta consolide su reactivación y la normalidad monetaria.

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