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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

May quiere reforzarse

La primera ministra británica necesita legitimidad en las urnas de cara a un duro 'Brexit'

Theresa May, tras anunciar la convocatoria de elecciones.
Theresa May, tras anunciar la convocatoria de elecciones.Dan Kitwood (Getty Images)

La convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 8 de junio en Reino Unido responde a la lógica de la primera ministra, Theresa May, de dotarse de legitimidad en las urnas ante el complicado y traumático proceso en el que amenaza con convertirse el Brexit.

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No se puede pasar por alto que May llegó al 10 de Downing Street tras la renuncia de David Cameron al ser derrotado en el referéndum sobre la salida de Reino Unido de la UE en junio 2016. En estos meses May ha constatado que necesita el aval de un triunfo propio en las urnas en tres frentes: ante los negociadores de la UE, la oposición laborista en el Parlamento británico y las filas de propio Partido Conservador.

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En el fondo, la decisión de May representa la constatación de que la ruptura de Londres con el resto de socios europeos no va a ser un proceso ni rápido, ni indoloro, ni mucho menos triunfante para los británicos por mucho que así lo aseguraran en campaña los partidarios del Brexit. Del mismo modo, la llamada a las urnas desinfla el optimismo infundado mostrado por May durante estos meses respecto a la senda que apenas se ha iniciado hace unos días. Al Gobierno británico que emane de estas elecciones le tocará anunciar acuerdos y decisiones que sembrarán, cuando menos, el desconcierto entre un electorado al que se le prometió otra cosa.

En este estado de cosas, hubiera resultado ideal el que estas elecciones se hubieran convertido de un modo tácito en un nuevo plebiscito sobre la permanencia en la UE, pero esto no será posible debido a la deriva populista y euroescéptica que ha protagonizado el Partido Laborista bajo la dirección de Jeremy Corbyn. La formación que aglutinaba el voto joven, urbano y progresista —es decir, completamente antiBrexit— ha dado la espalda a una parte importante de sus votantes y abrazado el discurso aislacionista. Y ahí están los resultados en las encuestas: el Partido Conservador le saca 21 puntos de ventaja al laborismo de Corbyn.

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