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Berlín alumbra otro Gobierno moderado

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Alemania vislumbra al que va a ser su nuevo Gobierno, una coalición tripartita entre socialdemócratas, verdes y liberales.

Efe
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Dos meses después de las elecciones, Alemania vislumbra al que va a ser su nuevo Gobierno, una coalición tripartita entre socialdemócratas, verdes y liberales encabezada por Olaf Scholz, lo que supone el regreso a la cancillería del SPD tras 16 años con Angela Merkel al frente. Tanto por el equilibrio en el reparto de carteras como por las líneas maestras del minucioso acuerdo negociado entre las tres formaciones, cabe celebrar que estemos ante un Ejecutivo de talante moderado que cumple con la

etiqueta que el propio Scholz se colgó a sí mismo durante la campaña como el más «merkeliano» de los aspirantes.
La política germana lleva mucho tiempo haciendo gala de un pragmatismo
que no solo permite forjar sólidas coaliciones entre partidos de espectros bien distintos, sino también dotar a sus gobiernos de una extraordinaria estabilidad y eficacia. Algunas lecciones en ambos sentidos nos vendrían muy bien en nuestro país. Desde luego
Sánchez tiene en el socialista Scholz un espejo que refleja toda una forma de entender el poder y los intereses del Estado en las antípodas de lo que él ha demostrado
, echándose en brazos de toda una amalgama de radicales e independentistas obsesionados con la ruptura de España.

Representa una gran noticia y un indudable alivio que Alemania, indiscutible locomotora europea, vaya a tener sin más demora un nuevo Gobierno. Porque, en el terreno doméstico,
el país necesita un Ejecutivo fuerte y con plena capacidad decisoria para afrontar antes que nada la peor ola por número de contagios desde que se inició la pandemia del coronavirus
. Además de por la lógica preocupación sanitaria, porque atajar este desafío es urgente para paliar el golpe que padece la economía en un momento en el que la recuperación en Europa empezaba a levantar cabeza. Y en el resto del mundo, especialmente en el club comunitario, se acumulan
desafíos como la crisis migratoria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, el choque latente con Rusia o los planes de reactivación económica afectados justamente por la virulencia renacida del covid
; cuestiones todas que exigen un liderazgo fuerte en Berlín. Respecto a esto último, es una gran incógnita hasta qué punto el nuevo Gobierno alemán va a mantener el perfil de la canciller Merkel o se va a producir un giro de timón. Clave es el Ministerio de Finanzas, que pasará a ocuparlo el líder de los liberales,
Christian Lindner
. Con ello se traslada un mensaje al conjunto de los Veintisiete: el de que
va siendo hora de pensar en una vuelta a la ortodoxia económica
. En Moncloa tienen razones para la inquietud.

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